Los cercos eléctricos están diseñados para proteger perímetros y propiedades mediante la generación de una descarga eléctrica no letal. Consisten en una serie de cables electrificados instalados en un perímetro determinado, conectados a una fuente de energía eléctrica. Cuando alguien o algo entra en contacto con los cables, se produce una descarga eléctrica que actúa como una barrera disuasoria contra intrusiones no autorizadas. Estos sistemas son ampliamente utilizados en entornos residenciales, comerciales e industriales como medida preventiva para disuadir a posibles intrusos.