Los plásticos destinados a aplicaciones en laboratorios desempeñan un papel fundamental al ofrecer soluciones versátiles y duraderas para diversas necesidades. Entre ellos, el polipropileno destaca por su resistencia química, siendo común en la fabricación de frascos y tubos de almacenamiento. El polietileno de alta densidad (HDPE) aporta durabilidad a botellas y contenedores para reactivos, mientras que el poliestireno, ligero y transparente, encuentra aplicación en placas de cultivo celular y tubos de ensayo. El policarbonato, conocido por su resistencia al impacto, se emplea en la fabricación de recipientes duraderos. Materiales como el teflón (PTFE) se destacan por su resistencia química y se utilizan en revestimientos antiadherentes, etc.