Es importante limpiar regularmente las alcantarillas para asegurar que el sistema continúe funcionando de manera eficiente. Los métodos de limpieza de alcantarillas evitan atascos y obstrucciones causados ​​por escombros, grasa, raíces de árboles, arena y gravilla.

La acumulación de pequeños desechos y suciedad puede convertirse en un gran problema en el futuro si las líneas no se limpian e inspeccionan regularmente, al igual que las tuberías mal instaladas o dañadas. Por lo tanto, la limpieza rutinaria de las redes de drenaje puede evitar obstrucciones, desbordamientos, inundaciones y reparaciones costosas.

En promedio, la limpieza e inspección del alcantarillado debería realizarse cada 18 a 22 meses. Aunque, al decidir con qué frecuencia limpiar una línea, los expertos consideran la antigüedad del sistema de alcantarillado, la temporada, la ubicación de la línea, el diámetro de la tubería y el impacto de las vibraciones de las carreteras cercanas. Estos factores estresantes tienen consecuencias continuas para la condición de un alcantarillado, por lo que es importante contar con un plan de mantenimiento para verificar si hay materiales no deseados y deterioro de la tubería.